El
Salón de onces es a las damas capitalinas lo que el Café a los tertulianos de
ocasión. No está bien visto que una mujer honrada entre a un Café. Pero en el
Salón de onces (como se le llama en el altiplano al Salón de Té), las señoras y
señoritas, cómo no, se pueden reunir públicamente a charlar acerca de lo humano
y lo divino sin peligro de murmuraciones perniciosas. El salón de
onces es como una extensión del hogar o la oficina para solaz de las damas,
donde también hay espacio para los caballeros que quieran disfrutar la
exquisita pastelería tradicional.
Gracias por publicar un aparte de mi post sobre la pastelería Arlequín (QEPD) del Parkway. Sin embargo, hubiera preferido que publicaran la nota completa y citando al autor.
ResponderEliminar