Alamiando

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jueves, 8 de mayo de 2014

La Alameda del ParkWay

Bienvenidos a la Hermosa Alameda Parkway. Espacio verde en medio de la congestion de la ciudad, propio para la cultura, el desarrollo de la política, la historia, la gastronomía y la tradición de Bogotá.
El famoso Parkway, se encuentra ubicado en uno de los barrios más tradicionales de la localidad de Teusaquillo: La Soledad; diseñado por el Arquitecto Karl Brunner. El término Parkway se introduce por primera vez en el léxico urbanístico de la ciudad a partir de la adopción del proyecto Bogotá Futura, mediante el Acuerdo 74 de 1925 y construido por la firma Ospinas y Cía., entre los años 1944 y 1950, ofrece una muestra arquitectónica maravillosa integrada perfectamente a zonas verdes que refrescan el espíritu.
Trazado linealmente en la  Avenida 22 entre las calles 45 y 39 con una sinuosidad ancha y relevante, rodeado de altos urapanes, aunque también cuenta con varios ejemplares de robles, guayacán de Manizales, chicalá, acacia japonesa y negra, nazareno, eucalipto pomarroso, araucarias, así como pinos pátula y monterrey, lo que lo convierte en un importante pulmón verde de la ciudad.
Construida en los años 1950 en el barrio La Soledad con base en las teorías de beautiful city, el cual alberga entre sus dos carriles andenes ondulados, están asociados a senderos, bulevares y jardines para el disfrute de la ciudad que permiten recorrer las zonas y el mobiliario urbano que contrasta con esta naturaleza y la interesante arquitectura que lo enmarca. Hoy en día son lugares representativos de la Bogotá para la contemplación, el entretenimiento y la cultura.
El crecimiento acelerado de la ciudad durante, las décadas de los años 40 y 50 entre 1939 y 1955 los ritmos de las modificaciones se volvieron vertiginosos y los ámbitos sobre los que se experimentaban tales variaciones eran muy diversos, tanto que los habitantes se sintieron viviendo en otra época, la de los adelantos tecnológicos y mejoras en las condiciones de vida.
Uno de los cambios profundos, del cual se ocupa esta disertación, fue el transporte urbano. El aumento de buses y carros en Bogotá corrió paralelo a un crecimiento físico de su área construida más allá de los propios límites municipales, lo que junto con un desproporcionado aumento de la población y un crecimiento en los índices de mortalidad en las calles por causa de los accidentes, se convirtieron en elementos que confluyeron en un mismo espacio y tiempo para dar un particular cariz a la capital Colombiana. Todo ello en su momento fue entendido como las consecuencias lógicas de  haber puesto en práctica un vasto programa de “remodelación” de la urbe que entusiasmó a propios y extraños, que veían en él la materialización del sentimiento de estar viviendo en una época nueva.
Esta intranquilidad comenzó a hacerse más acuciosa conforme los años corrían, ello con llevo a que en 1933 fuera invitado el arquitecto austriaco Karl Brunner para que trabajara en un plan de desarrollo para Bogotá. Su estadía en la ciudad coincidió con los preparativos para la conmemoración del cuarto centenario de la fundación de la ciudad; para esta celebración “en 1935 y bajo la administración del alcalde Julio Pardo Dávila y por decisión del concejo municipal se aprobó la adjudicación de $6.200.000 pesos para el programa del centenario. Los proyectos de celebración comprendían 1) edificación de doce urbanizaciones obreras 2) levantamiento de un nuevo estadio 3) la ampliación de la avenida Jiménez y Caracas 4) Saneamiento del paseo Bolívar”[1]
La característica de las obras realizadas durante este periodo en la ciudad tenía algunas particularidades urbanísticas que se antojaban como inéditas en la conformación del espacio de Bogotá. Por una parte, hay una gran resistencia a la retícula como eje esencial de desarrollo urbano a lo que Brunner intentó oponerse tratando de romper su rigidez, revelando con ello que “esta oposición a la retícula no provenía tanto de las influencias de Viena, como del movimiento norteamericano de la City Beautiful”. Las ideas que planteaban esta práctica urbanística marcaron desde este momento una clara oposición con la arquitectura defendida por los arquitectos seguidores de los CIAM (Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna)[2].
En otras latitudes como en los Estados Unidos, esta discusión ya enfrentaba a seguidores de una y otra corriente. Allí Lewis Mumford una de las figuras más prominentes, defensor de la City Beautiful, cuestionaba los planteamientos constitutivos e ideales de la ciudad moderna promulgados en la Carta de Atenas, los argumentos esgrimidos mostraban claramente que “la universalidad de las soluciones urbanísticas de Le Corbusier, la idea de plantear la homogeneidad a problemas y situaciones radicalmente opuestos se contraponen con la visión histórica de Mumford que realza la memoria de la ciudad y su individualidad a partir de su propio desarrollo histórico y de su región”[3]
Así pues, siguiendo los supuestos de respeto por la tradición y las características locales que han dado a cada ciudad una fisonomía propia, al mismo tiempo que hacía énfasis en la comunidad, Brunner sostenía como argumento más importante en la ruptura del trazado en damero que había “la necesidad de lograr una identidad y unas características locales que respondieran al contexto urbano y que empezaran a desarrollar elementos de identificación de los habitantes de una comunidad con su barrio”. No obstante la labor del austriaco no llegó nunca a redondearse en un real plan urbanístico que englobara todos los aspectos pertinentes propios de una empresa de esta magnitud, lo cual llevó a que hubiera en este periodo “un accionar fragmentario de la planeación y que está representado gráficamente en el tipo de instrumento utilizado recurrentemente por el profesor Brunner: el plano de un fragmento especifico de ciudad que se añade, en su particularidad, a la suma de particularidades en que se va constituyendo la realidad urbana de Bogotá. A lo sumo casi a regañadientes Brunner propuso un plan vial para toda el área central de la ciudad, consistente en la ampliación - mínima, en algunos casos imperceptibles- del perfil de algunas calles y carreras”[4]
Casi en medio de la alameda, en la punta hacia la punta sur del camino encontramos aunque en evidente descuido, aun imponente y expectante al Almirante. Monumento inaugurado hace 45 años, el 24 de Julio de 1965 con motivo de la Fiesta de la Armada y en conmemoración al centésimo cuadragésimo de la victoria de la batalla del Lago de Maracaibo.  Elaborado por el escultor peruano Gerardo Benítez Bolaños, elaborado en bronce el Monumento al Almirante  Padilla, fue encargado por la propia Armada Nacional de Colombia por el capitán de Fragata Oscar Herrera Rebolledo del estado mayor naval, jefe del departamento de historia y divulgación cultural del comando de la Armada. Entidad que ya tenía dispuesto el terreno para este fin ubicado entre las calles 37 y 39 sobre la carrera 22 hoy día 24. La escultura terminada luce uniforme naval, junto al timón de un barco, en la mano derecha un catalejo o anteojo de larga vista, firmada hacia el lado izquierdo de su primera base. Incluye el pedestal y las inscripciones de las batallas y logros del Almirante.[5]
En la Avenida Carrera 24 No 37–09 está ubicada la casa del partido conservador Colombiano, pintada de azul, emblema del movimiento político,  el cual está ubicado en la, este partido junto con el partido liberal dominaron la política colombiana en la segunda mitad del siglo XIX hasta 2002. En muchos temas el Libertador fue el inspirador del pensamiento conservador: la realidad política contra la teoría; su rechazo al federalismo y el apoyo a la creación de una República Unitaria.        [6]
Hacia 1837 se conformó un movimiento político alrededor de la figura de José Ignacio de Márquez y fue conocido como los “republicanos moderados”. No existía un programa pero se les reputaba como creyentes católicos, partidarios de la autoridad y del orden. En 1840 se inició una guerra civil que ayudó a perfilar a los futuros partidos. En 1843 se aprobó una Constitución que sentó las bases de una República Unitaria, con gobierno central fuerte, base de la estabilidad.
Todos en Colombia […] liberales, conservadores y sacerdotes,
Estamos enfermos de eso que llaman política,
Cáncer que amenaza devorar nuestras almas.
Todos estamos más o menos cegados por el espíritu de partido,
Todos somos parciales y estamos convirtiendo la república en
[…] un infierno[7]
Ubicada hacia el lado oriental del Parkway, podemos encontrar en la Avenida carrera 24 No. 39-32,  la Fundación Mariano Ospina Pérez, entidad sin ánimo de lucro, creada en 1976 por sus familiares y amigos para conservar y proyectar los principios, valores y realizaciones del ex presidente, así como sus lecciones de patriotismo y servicio a favor del mejoramiento de la calidad de vida de los hombres y mujeres de Colombia y en particular de los campesinos, quienes fueron una de sus mayores preocupaciones. Como consigna, sus fundadores han tomado su frase, “No somos mercaderes de ilusiones sino empresarios de realidades”, convirtiendo esta entidad en un centro estratégico para desarrollar alianzas con las comunidades campesinas y diversas entidades del orden nacional e internacional, en la formulación de programas al servicio del país en áreas tales como desarrollo humano, investigación científica, producción eficiente y sostenible, protección del medio ambiente, entre otras.
La visión que orienta a la Fundación Mariano Ospina Pérez es la de un camino de superación ante la crisis económica y social que afecta a Colombia, camino que implica, en primer lugar, el fortalecimiento de los principios y valores fundamentales de nuestra nación, tales como los principios éticos y morales del cristianismo y de la democracia participativa.
Sobre esos fundamentos se ha de estructurar la superación del atraso nacional en todos sus aspectos y estructuras físicas, económicas y sociales. El principal propósito de la Fundación es el de ser un centro de pensamiento y reflexión de los problemas nacionales y actuar en búsqueda de soluciones por medio de iniciativas y proyectos en diversos campos de especial interés para el desarrollo nacional, tales como liderazgo social, biotecnología al servicio del sector rural e infraestructuras de comunicaciones y transporte.
[8]
Al salir de esta emblemática casa y continuando el mismo camino podemos encontrar una interesante oferta gastronómica, para todos los gustos desde los sabores más estilizados que podemos encontrar en restaurantes como La trementina o el Chalet Suizo, fundado en 1948 entre las calles 21 y 22 sobre la carrera 7°, y luego traslado al Parkway, en 1986. Con servicio de piano, comida de tipo internacional, eventos sociales y empresariales, noches románticas y un ambiente único acogedor y especial en la ciudad. Hasta pasabocas, pasteles, y platos más sencillos que se pueden adquirir en la tradicional panadería Arlequín Con casi sesenta años de existencia, todavía funciona en el mismo edificio esquinero de la calle 40 con carrera 22, sin haber perdido esa sobriedad acogedora que no oculta su origen europeo. La pastelería es atendida desde antiguo por la señora Marlén, una mujer guapa de edad indefinible, cuyo ceño adusto esconde una calidez insospechada. La especialidad de la pastelería Arlequín son los chocolates: el conejo gigante, la casita del bosque de Hansel y Gretel, el san Nicolás de mazapán, en fin, los alucinantes animalitos de miniatura achocolatada que se venden por libras. Y asimismo son extraordinarias sus galletas alemanas (Nüremberg Lebkuchen) y el pan de navidad (Stollen). Ni qué decir tengo de las milhojas con cubierta glaseada de chocolate y crema inglesa[9]
Siguiendo por esta misma acera un poco más hacia el norte podemos encontrar el IDT, Instituto Distrital de Turismo entidad encargada de Impulsar el desarrollo económico de Bogotá, a través de la promoción de la actividad turística de la Ciudad y de gestionar las mejores condiciones de competitividad y sostenibilidad del destino. Creamos planes, programas y servicios a través de: Gestión de Destino, Promoción y Mercadeo, Observatorio Turístico. Su horario de atención es de  lunes a viernes: 7:30 a.m. a 4:30 p. m.[10] 
Uno de los lugares emblemáticos que se destacan en el Parkway es Casa Ensamble ubicada en la carrera 24 # 41-69, conocida como “La Casa del Millón” por el dinero que costo su construcción para esa época, en el año de 1952. Esta es una de las razones y por sus materiales de construcción por las cuales se convirtió en un icono para la ciudad.
A principios del siglo XX, el señor de apellido Cefair muy adinerado el  levantó en el barrio de La Soledad de Bogotá, en el Parkway, su casa familiar de tres pisos y 1.600 metros, inspirada en una villa italiana de Le Corbusier.
Casa ensamble era una casa de familia y tiene una historia particular ya que la casa después de varias batallas de sus dueños ha salido bien librada.
Esta gran locura arquitectónica, con paredes de agua, peceras, columnas de cristal, mármoles italianos y escaleras interminables, costó un millón de pesos colombianos, muchísimo dinero para esa época pero que le valió el apodo de “La casa del millón”.
Su propietario el señor Cefair murió un año después de terminar la casa y esta se convirtió en un ícono y patrimonio de la ciudad, por su avalúo total, y por el impacto visual que generaron los materiales con los que fue construida, que ostentaban ser traídos de Europa; que incluso hasta se organizaban excursiones en autobús para venir a verla
Después de un largo trayecto, La actriz             Alejandra Borrero tomo la casa para adaptarla como centro cultural, durante dos años duro la remodelación recuperando los orígenes,  espacios, paredes de agua, restaurando las columnas y recibiendo las adecuaciones necesarias para transformarla en el centro cultural que es hoy. [11]
A finales del año 2008, “La Casa del Millón” inicia su proceso de cambio a Casa Ensamble., Tras la construcción del teatro Carlos Mayolo, la sala Alternativa, la tarima para conciertos y las mejoras en las instalaciones eléctricas e internas de la casa y otros espacios que hacen de sus 1600 metros de construcción, un espacio ideal para las artes escénicas, las tertulias, eventos y, en general, toda clase de actividades culturales y artísticas.
Se abrieron las puertas y recibir con sus premios nacionales e internacionales de arquitectura, con 1.600 metros de área construida, sala de mediano formato (Teatro Arlequín) y puertas abiertas a este proyecto.
Cómo disfruté allí un lujo de buen teatro ir corriendo de una sala a la otra para ver algunas de las funciones. [12]





















[1] Andreas Hofer. Karl Brunner y el urbanismo europeo en América Latina. Ancora editores. Bogotá 2003. Pág. 116
[2] Ibíd. Pág. 119
[3] Carlos E. Hernández. Las ideas modernas del plan para Bogotá. El trabajo de Le Corbusier, Wiener Y Sert.
[4] IDCT. Observatorio de Cultura Urbana. Bogotá 2004. Pág. 32
5 VÉLEZ, Baltasar, “Los Intransigentes”, en NIETO CABALLERO, Luis Eduardo, Escritos Escogidos, tomo II, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1984.

[5] http://issuu.com/revistaarmada/docs/revistaarmadaedicion98/67
[6] http://partidoconservador.info/libro/11-el-nueve-de-abril-contra-palacio.html
5 VÉLEZ, Baltasar, “Los Intransigentes”, en NIETO CABALLERO, Luis Eduardo, Escritos Escogidos, tomo II, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1984.


[8] Fuente: http://www.fundmop.org/index.html

[9] http://lapataalsuelo.blogspot.com/2013/01/pasteleria-el-arlequin-ultimo-reducto.html
[10] www.bogota.gov.co/mad/info_sitio.php?id_sitio=26460

[11] http://casae.com/casa-ensamble/historia.html
[12] http://colombiadeuna.com/micro-teatro-de-lujo-en-casa-ensamble/


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